En 1936, una sucesión de casi 400 atletas cargaron lo primera antorcha olímpica de los Juegos Olímpicos modernos desde Olimpia (Grecia) hasta Berlín (alemania), ciudad anfitriona. Walter Lempke, artista alemán, diseño la antorcha de acero inoxidable pulido que, quizás sin la intención, parecía una mancuerna de ejercicios. Era un objeto eficiente, sencillo y que definitivamente cumplía con su trabajo. En otras palabras, 100% alemán.
80 años después, la antorcha olímpica —en todas sus variantes— se mantiene como el más simbólico fósforo jamás creado. Cada cuatro años se diseña una especialmente para la ciudad anfitriona en homenaje al país y a los juegos. El próximo año, Rio de Janeiro (Brasil) será la ciudad a cargo de los juegos y aproximadamente 12.000 persona cargaran la antorcha a través de ciudades, pueblos, selvas y playas brasileñas como símbolo de un un país tan diverso.
Chelles & Hayashi Design, un estudio brasileño que se especializa en diseño de productos, fue el encargado de la tarea. Es de diseño clásico, 60 cm de altura con una circunferencia de 5 cm, blanca con un acabado de aluminio satinado. Simple a primera vista, pero al momento del "beso" —cuando un corredor pasa el fuego al siguiente— el corredor girará una perilla para dejar escapar el gas que, simultáneamente, hará que la parte superior expanda revelando cinco cintas de colores brillantes y metálicos: uno negro, representando las calzadas de Ipanema, dos azules representan al mar, una verde en representación de la selva y la amarilla en el tope que está en lugar del Sol y las medallas otorgadas a los mejores atletas de la competencia. Más información sobre la antorcha y su diseño (en inglés) en Wired.
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