lunes, abril 18, 2016

Una colección que protege a los colores más raros del mundo

Los pigmentos llegan de todas partes del mundo y son almacenados en sus envases originales.
Hoy, cada imaginable color está al alcance de nuestras manos. Se pueden revisar muestras de pinturas en ferreterías, hojear libros Pantone, y jugar con la paleta de colores que viene en casi todo programa de diseño hasta conseguir el color apropiado. Pero si retrocedemos unos cuantos siglos, para encontrar un color específico se tendría que ir a una mina remota en Afganistán —como era el caso del azul lapis lazuli, una piedra muy deseada por su brillante tono azul, lo que la hizo más costosa, en tiempo medievales, que el mismo oro.

La historia de los pigmentos se origina en la prehistoria, pero mucho de lo que se sabe sobre ellos y como se relacionan al arte viene de Edward Forbes, historiador y fundador del Fogg Art Museum en la Universidad de Harvard desde 1909 hasta 1944. Considerado como el padre del conservacionista de arte en los Estados Unidos, Forbes viajó alrededor del mundo coleccionando pigmentos para así poder autenticar pinturas clásicas italianas. Al pasar de los años, la Colección de Pigmentos Forbes —como se conoció su colección— creció hasta más de 2500 pigmentos, cada uno con su historia de origen, producción y uso.

Hoy, la colección es usada más que todo para análisis científicos. Narayan Khandekar es el director del Centro Strauss para la Conservación y Estudios Técnicos de los Museos de Arte de Harvard y custodio de la colección. Por los últimos 10 años, Khandekar ha reconstruido la colección para incluir pigmentos modernos para mejorar el análisis del arte del siglo 20 y el arte contemporáneo. Más información (en inglés) en Fast Co. Design.


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